EL FARO: EL PODER SOBRE EL AGUA EN LOS ESPACIOS PERIURBANOS

 

EL FARO - COMUNA 8 
Salida de campo 


Estudiantes:
María Fernanda Pérez, Omar Darío Bustamante, Juan Guillermo Velásquez, Esteban Franco, Steven Tabares








Espacialización recorrido y problemáticas socioambientales.




El poder sobre el agua en los espacios periurbanos.


El desarrollo como un proyecto homogeneizador pretende trasplantar saberes, recursos y técnicas para la integración de espacios al circuito del sistema capitalista. Y, aunque, el Faro se encuentra por fuera del perímetro urbano, algunos sitios, como el cerro Pan de Azúcar y el espacio periurbano, no escapan a sus lógicas. En este punto, el desarrollo entendido como un proceso de creación y disolución de lugares (Harvey) encuentra en los espacios periurbanos y los usos de agua una oportunidad para su concreción. No obstante, se estima que las áreas periurbanas se consideran un interfaces urbano-rurales que cuentan con una urbanización difusa y heterogénea, lo cual, lo hace un espacio relacional con una alta complejidad.


Ahora bien, las disputas por el agua en el Faro ponen de relieve unas contradicciones importantes que no debemos soslayar: primero, los cambios de ocupación del suelo contrastan con las directrices del Plan de Ordenamiento Territorial y las respuestas comunitarias frente al suministro del agua. Los tanques conectan a la población perteneciente a los barrios reconocidos por la administración, pero se convierten en una materialidad que promueve la segmentación y diferenciación con respecto a las comunidades que no tienen suministro. Segundo, las dinámicas de ocupación y loteo muestran una heterogeneidad en el uso del suelo dónde algunas casas residenciales en las cotas mayores cuentan con el suministro, mientras, que las que pertenecen al Faro no cuentan con la conexión. Tercero, considerar el área periurbana como un mosaico socioterritorial posibilita entender que los flujos de energía y materia por la demanda de las áreas urbanas, aguas abajo, también generan presión. Asimismo, se suman aspectos complejos como la llegada paulatina de población desplazada por el conflicto armado y la necesidad de recomponer el tejido social por los flujos permanentes, los cambios de comportamiento entre los viejos y nuevos residentes, y la misma afectación por aguas grises a la capacidad de los ecosistemas, que ponen en riesgo la calidad de vida de las poblaciones y otros no humanos.

Finalmente, se destaca la gestión comunitaria del agua por parte de los liderazgos que no solo promueven relevantes procesos de democratización vinculados con prácticas hidrocomunitarias, sino que hacen visible “otras maneras de ver el mundo, sintiendo y viviendo de manera diferente (Svampa). Dichas prácticas hidrocomunitarias ponen en cuestión las imaginaciones geográficas que operan frente a las formas de suministro universal del agua y la misma coexistencia de aguas múltiples: comunitaria, potable, propia, agua de EPM, contrabando, agua lluvia, etc. En este punto, los procesos comunitarios del Faro encuentran en la gestión del agua la oportunidad de construir una identidad y unas prácticas asociativas que reafirmen los sentidos de lugar.


















PARTE 1 Barrio El FARO

De la voz de uno de sus primeros pobladores escuchamos historias sobre los inicios del barrio, cuando solo era una bombilla del alumbrado veredal (público) el destello que predecía tácitamente lo que hoy conocemos como El FARO.

El barrio El Faro, ubicado en lo alto de la Comuna 8 de Medellín, en la ladera oriental de la ciudad, se ha caracterizado por las luchas que por más de 30 años han mantenido en busca de la defensa del territorio, el acceso al agua y la construcción de un hábitat seguro y digno. El FARO se ha establecido por los procesos de autoconstrucción liderada por habitantes y pobladores del territorio. Han logrado implementar y consolidar un comité de organización social para la autogestión del agua, y la prevención de riesgo por medio de la conformación de un acueducto comunitario que abastece hoy día a las familias que no cuentan con el servicio de agua potable, según el Estado debido a no pertenecer al perímetro geopolítico y administrativo de la ciudad.


PARTE 2 Quebrada LA RAFITA

Al atravesar las empinadas calles del barrio el FARO que lo advierten arriba en la montaña, se encuentra un sendero que conduce al cerro pan de azúcar. A pocos metros de cruzar los límites entre el barrio y esta reserva, se encuentra la quebrada La Rafita. La cual ha sido protagonista de muchos desastres aguas abajo por motivo de los deslizamientos que provocan las fuertes lluvias. Hoy día está siendo monitoreada por el Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá (SIATA), que les da información sobre cómo serán las lluvias durante las diferentes épocas del año, y por medio del monitoreo de los vecinos que la visitan para verificar que su cause esté limpio, sin impedimentos ni represamientos.


PARTE 3 Huella ACCIÓN POÉTICA 

El día de la nuestra visita en el marco del curso estudios críticos del agua que ofrece la Universidad de Antioquia, La Rafita escondió sus aguas, desde un puente que hay sobre ella entrando al cerro, solo observamos el cause silencioso y cómplice, poco profundo pero lleno de memoria en cada recoveco y cada curva. Sobre este puente hicimos una acción poética que consistió en mover nuestras memorias de agua, tender hacia el cauce de La Rafita los brazos, que evocan el encuentro entre los cuerpos de agua. Como huella de la acción efímera queda esta memoria audiovisual de los 23 cuerpos que participaron. 




Reflexiones


En la salida de campo al barrio El Faro, se evidenció la importancia de la autogestión en la construcción de procesos organizativos locales. La imagen de una niña llenando tarros de gaseosa con agua potable ilustra la autosuficiencia y las prácticas cotidianas que configuran la vida en este barrio. A pesar de los retos, como la intervención de actores armados que tensionan los procesos organizativos, la comunidad muestra un fuerte sentido de identidad y pertenencia que se refleja en su capacidad para mantener prácticas como el acueducto comunitario y la huerta escuela. Estos esfuerzos no solo mejoran la calidad de vida, sino que también fortalecen el tejido social del barrio.


Las relaciones de poder también juegan un papel crucial en el contexto de El Faro. La intervención de EPM y el cambio de destinación del suelo para construir tanques de agua para barrios reconocidos muestran una dinámica en la que las decisiones externas impactan significativamente en el territorio. La falta de reconocimiento administrativo del barrio exacerba esta situación, generando tensiones entre las necesidades locales y las prioridades de las instituciones. Este desequilibrio en la distribución de recursos y servicios pone de manifiesto las desigualdades y la conveniencia unilateral en la planificación urbana.


El discurso de Oscarin revela una dimensión de identidad que destaca la disociación entre la vida en El Faro y el corregimiento de Santa Elena. El hecho de tomar su transporte urbano en el centro de la ciudad, muestra cómo las comunidades construyen su identidad a partir de su entorno inmediato y las dinámicas propias del territorio. En este contexto, el giro epistémico propuesto, que aborda los conflictos desde las prácticas cotidianas y la validación del conocimiento local, se revela como una herramienta crucial para entender y abordar los desafíos del barrio El Faro.














- Estudios Críticos del Agua - 

Instituto de Estudios Regionales - INER 
Universidad de Antioquia
2024












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